A veces olvidamos que todos los Sahabah, los compañeros del Profeta, la paz sea con él, eran nuevos musulmanes. Muchos de ellos se encontraban entre los Muhayirin, los que emigraron con el Profeta de La Meca a Medina, y los Ansar, los que dieron la bienvenida y ayudaron al Profeta y sus compañeros en Medina.
Hoy en día no tenemos la oportunidad de seguir al Profeta y hacer la Hégira o estar entre aquellos que lo ayudaron. Sin embargo, todavía hay muchas formas en las que podemos encarnar el espíritu de los Muhayirin y los Ansar.
Todos los musulmanes nuevos son muhayirien; de acuerdo con el Hadiz que dice que aquellos que van de la incredulidad a la creencia en Allah o de las acciones incorrectas a lo que agrada a Allah están haciendo una hijrah (Musnad Ahmad). Dado que esto es así, entonces aquellos que dan la bienvenida a nuevos musulmanes en la comunidad y los ayudan pueden ser considerados Ansar. Esta es una forma de personificar el espíritu de la Hégira.
A la edad de catorce, Harry hizo Hijrah
Pablo se hizo musulmán cuando tenía catorce años. Creció en una casa muy humilde, su madre era una madre soltera y tenía una hermana menor. Desde los diez años estuvo internado en una escuela católica.
La escuela tenía clases diarias de religión y los estudiantes debían asistir a misa diariamente. Para bien o para mal, al hacer esto imbuían un sentido de lo Divino en los niños. Sin embargo, no previeron que, para Pablo, lo que le habían enseñado no era suficiente.
Desde los doce años, Pablo comenzó a mostrar dudas sobre la fe católica. Interrogó a los profesores y, sorprendentemente, algunos de ellos le animaron a seguir estudiando e investigar por su cuenta. Así fue como Pablo descubrió el Islam.
La madre de Pablo tenía una amiga, Layla, que era musulmana. Cuando Pablo le habló de su interés en el Islam, la llamó. Layla los invitó a ir a su casa y conocer a su esposo.
El esposo de Layla, Mahmoud, tomó a Pablo bajo su protección desde el primer día. Le enseñó sobre el Din, lo llevó a la mezquita y le presentó a otros jóvenes musulmanes. Los hijos de Mahmoud y Layla ya eran mayores y Mahmoud se convirtió en la figura paterna que Pablo nunca tuvo. Finalmente, Pablo dejó el internado católico y a la edad de catorce años dijo su Shahadah.
Hacerse musulmán es hacer Hijrah
Hacer la Hégira no es solo algo físico. Como dice el Hadiz, aquellos que van de la incredulidad a la creencia en Allah están haciendo hijrah porque están abandonando la falsedad por la verdad. Aquellos que abandonan lo que desagrada a Allah por lo que Le agrada también están haciendo hijrah.
Muchas veces, especialmente para los nuevos musulmanes, esta hijrah no es solo espiritual, sino que tiene muchas implicaciones prácticas en su vida. El Islam es una forma de vida que abarca todos los aspectos de nuestras vidas. Un nuevo musulmán puede verse alejado de su círculo social anterior y, a veces, incluso rechazado por su propia familia.
La Hégira del nuevo musulmán no es solo espiritual, sino también social e incluso financiera. Abandona un lugar, personas y medios que le son conocidos hacia la certeza de la creencia, pero puede que también la incertidumbre social y económica. Este puede ser un viaje muy difícil, incluso más que uno físico.
Es en esto donde pueden ayudar aquellos que ya son musulmanes. Pueden ayudarle dándole la bienvenida y apoyándole hasta que encuentre su espacio, de la misma manera que un viajero que llega a un nuevo lugar podría necesitar ayuda.
La pequeña Ansar
Cuando Isabel entró por primera vez en una mezquita, tras semanas para reunir el valor, no conocía el modo adecuado de comportarse. Sabía que debía usar ropa modesta y cubrirse el cabello de alguna manera, pero no realmente cómo hacerlo.
Isabel entró en la parte de las mujeres y nadie le prestó mucha atención, aparte de algunas miradas de desaprobación debido a su aspecto poco usual. Sintiéndose un poco confundida y abrumada, estuvo a punto de irse cuando Mariam, una niña de nueve años se acercó a ella y le dijo: “Me gusta tu pañuelo”. Isabel sonrió relajándose un poco. “Gracias”, respondió, “¡a mí también me gusta el tuyo!”. “¿Cómo te llamas?” preguntó Mariam, “No te había visto antes”. “Mi nombre es Isabel”, respondió. Mariam pareció sorprendida. “¿Eres musulmana?” le preguntó. “Bueno… todavía no”, dijo Isabel un poco nerviosa. “Oh, no pasa nada, mi mamá tiene muchas amigas que no son musulmanas, así que podemos ser amigas”. Isabel le sonrió, “claro, podemos ser amigas”.
Mariam fue corriendo a su madre para contarle que tenía una nueva amiga y cuando la madre de Mariam comprendió lo que su emocionada hija estaba tratando de explicar, se apresuró a buscar a Isabel y ayudarla. Desde ese día, Isabel, Mariam y la mamá de Mariam siempre se ven juntas.
Personificar el espíritu del Ansar
Si los nuevos musulmanes son muhayirin porque han emigrado de la comodidad de lo conocido pero falso a la incomodidad de lo desconocido pero verdadero, entonces, aquellos que nacieron musulmanes, o se hicieron musulmanes antes que ellos, pueden ser considerados ansar porque les dan la bienvenida y les ayudan a instalarse en un lugar nuevo.
Los ansar, en los tiempos del Profeta, fueron aquellos que dieron la bienvenida y ayudaron al Profeta y sus Compañeros, que emigraron de Medina, a establecerse y comenzar una nueva vida.
El Profeta hizo un esfuerzo consciente para que esto sucediera estableciendo un pacto de hermandad sin precedentes entre ellos. El vínculo entre ellos era tan fuerte que compartían sus hogares, su riqueza y su familia.
Este vínculo de hermandad, no basado en nada más que una creencia compartida en Dios y el deseo de vivir una vida en consecuencia, fue uno de los pilares del éxito y la expansión del Islam.
Hoy y siempre tenemos la posibilidad de revivir este pacto.
Este es un artículo del archivo de aboutislam.net, puedes leer la versión original en inglés aquí.