Si está leyendo esto como una mujer musulmana que vive en una sociedad occidental, este tema puede serte familiar. Lo más probable es que te hayas encontrado en interacciones similares a las de la hermana Fátima Ezzahra.
Cuando se toma la decisión y llega el momento de decidir sorprender a tus co-patriotas occidentales al salir de casa cubierta con un velo, la gente comienza a tener preguntas. Además, también puede cambiar tu percepción de quién eres como individuo.
Una elección
Mucha gente que no son musulmanes cree que las mujeres se ven obligadas a usar un hiyab, o están siendo manipuladas para hacerlo. Que usar el hiyab significa que pierdes tu libertad.
Dile a las creyentes que recaten sus miradas, se abstengan de cometer obscenidades, no muestren de sus atractivos [en público] más de lo que es obvio, y que dejen caer el velo sobre su escote. Solo muestren sus encantos a sus maridos, sus padres, sus suegros, sus hijos, los hijos de sus maridos, sus hermanos, sus sobrinos por parte de su hermano y de su hermana, las mujeres, las esclavas, sus sirvientes hombres que ya no tengan deseo sexual y los niños que todavía no sienten atracción por el sexo. [Diles también] que no hagan oscilar sus piernas [al caminar] a fin de atraer la atención sobre sus atractivos ocultos.
(An-Nur 24:31)
Aunque Dios nos ha pedido que usemos hiyab, Dios no nos exige ni nos obliga a usarlo. Simplemente usar un velo sobre tu cabeza no te hace ser mejor que tu hermana que no lo hace. Es por eso que es una elección. Ya que todos estamos en un viaje hacia Dios y todos tomamos diferentes decisiones para llegar allí. Para algunos, la elección es natural y para otros puede llevar algún tiempo.
Entonces, cuando se elige usar un velo, debería ser una ocasión alegre para la mayoría. Sin embargo, muchas mujeres en el mundo occidental pueden sentir más ansiedad que alegría.
Velo o no velo, sigo siendo yo
La hermana Fátima menciona las historias de cuando ella, o las mujeres que conocía, fueron tratadas de manera diferente simplemente porque usaban un velo. Explica que las personas hablaban usando oraciones más cortas y se sorprendían cuando las veían conducir. El estigma de que una mujer con el velo no tiene derechos es una mentalidad ignorante que puede ser difícil de navegar cuando lo enfrentas a diario.
El impacto inicial de estas preguntas y acciones puede hacernos sentir impotentes. Nunca dejes de ser tú. No podemos controlar cómo otros deciden dirigirse a nosotros inicialmente. Pero podemos mostrar a través de nuestras acciones la libertad y el intelecto que tenemos con o sin velo.
Las mujeres musulmanas son más fuertes de lo que a la sociedad le gusta pintar y la mejor respuesta a un estereotipo son las acciones que demuestran que están equivocadas.