Desde muy pequeño siempre sentí una inclinación por la búsqueda espiritual. Empecé a practicar artes marciales y esto me abrió un camino.
Me interesaba lo que estaba detrás de lo que podíamos ver, de lo físico, de lo terrenal. Esto me llevó a leer libros sobre budismo Zen y comenzar una búsqueda. Buscaba algo que aún no sabía lo que era.
Las primeras experiencias de búsqueda espiritual
Las primeras experiencias espirituales que tuve fueron con mis maestros de artes marciales quienes dedicaban mucho tiempo a la meditación.
Fueron experiencias muy interesantes dado que te hacían ser consciente del presente y te recordaban la muerte, algo que a los seres humanos a menudo se nos olvida, creemos que somos eternos, que no nos vamos a morir nunca.
Es importante tener esa visión cercana de la muerte porque sabemos que en esta vida estamos de paseo nada más.
Buscando en Nepal, India y en la Selva
En Nepal y en la India tuve muchas experiencias y anécdotas puesto que seguí varias escuelas relacionadas con el Zen, el Yoga y el hinduismo. Algunas de estas experiencias fueron más físicas y otras más espirituales. Las experiencias con los monjes tibetanos eran en general muy esotéricas.
Lo que más me llamaba la atención de esta gente era la paz que tenían y que transmitían.
Otra experiencia de búsqueda espiritual que tuve fue cuando viajé a Ecuador y me interné en la Selva con chamanes, también buscando algo que aún no sabía muy bien qué era. Estuve practicando con estados alterados de conciencia a través de lo que ellos llaman medicinas del alma, pero estas experiencias no dejaban de estar impregnadas por un poco de oscuridad.
Y siempre, en estos estado alterados de conciencia, yo me daba cuenta de que lo que estaba alterado era la mente, de que no llegaba al corazón.
Siempre hay un intermediario en la búsqueda espiritual
Yo me sentía bien con estas experiencias, pero aún sentía que me faltaba algo.
Muchas de estas tradiciones espirituales me llamaban la atención y algunas cosas me siguen sirviendo ahora, pero siempre había un intermediario entre tú y el Creador.
Y los maestros de India al final eran tan terrenales como cualquier otra persona, tenían tanto o más ego que los demás.
La modestia y respeto por si mismo de una mujer me atrajo al Islam
En una clase, un día, conocí a una chica. Ella vestía de forma modesta y llevaba el Hiyab, y eso me llamó la atención.
Un día coincidimos juntos en un acto y cruzamos algunas palabras. Me impresionó mucho su respeto por sí misma, su buenos modales y su educación.
Después de esto hablábamos en los descanso de las clases y ella me habló del Islam. Yo al principio lo rechacé, pero luego la escuché y fui a hablar con su tía, que era profesora de religión.
Me recibieron y me dieron una explicación de qué era el Islam de una forma muy amena, muy cercana y a la vez profunda. Y me llegó, tanto que ese mismo día hice la Shahada.