Vivimos tiempos extraños. Hoy en día los jóvenes solo se preocupan por sí mismos. No tienen respeto por sus padres ni por la sociedad. No se les puede decir nada. Y se creen sabios, cuando la verdad es que no pueden retener ni un pensamiento en su cabeza.
Y en cuanto a las mujeres y las niñas, son descaradas y atrevidas y se visten como si no tuvieran ningún concepto de moralidad.
Esa es una buena descripción de lo que muchos adultos del siglo XXI piensan de los jóvenes. Sin embargo, no es nada nuevo. Los jóvenes siempre han atraído la ira de sus mayores.
En el siglo XI EC Pedro, el ermitaño, dijo algo muy similar:
“El mundo está pasando por tiempos problemáticos (sic). Los jóvenes de hoy no piensan más que en sí mismos. No tienen respeto por sus padres o la gente mayor. Son impacientes con toda moderación. Y hablan como si lo supieran todo, y lo que es sabiduría para nosotros es estupidez para ellos. En cuanto a las chicas, son atrevidas, inmodestas y poco femeninas en el habla, el comportamiento y la forma de vestir”.
Incluso más atrás en el tiempo, el filósofo griego Sócrates (470-399 a. C.) se quejó de los jóvenes diciendo:
“Los niños ahora aman el lujo. Tienen malos modales, desprecio por la autoridad; muestran falta de respeto por los mayores y aman la charla en lugar del ejercicio”.
Por lo tanto, parece que nuestros jóvenes no han cambiado mucho durante durante varios milenios. Sin embargo, los jóvenes tienen otras cualidades además de su percibida de falta de respeto.
Son optimistas, enérgicos, idealistas, listos para aceptar el cambio y ansiosos por dejar su huella en el mundo.
Todavía no están hastiados ni son cínicos y, por lo general, pueden ver el lado bueno y positivo de las cosas.
¿Qué haría el profeta?
Si el Profeta Muhammad, la paz sea con él, pudiera hablar con los jóvenes de hoy, ¿qué tipo de consejo les daría? ¿Qué diría a sus mayores?
Por supuesto, no tenemos ninguna forma real de saberlo, pero podemos hacer suposiciones basadas en lo que sabemos con certeza de las tradiciones y narraciones auténticas.
Ante todo, el Profeta Muhammad trató a los jóvenes como si tuvieran algo que ofrecer a la comunidad.
También sabemos que en los primeros días del Islam, la mayoría de los seguidores del Profeta Muhammad eran jóvenes.
También sabemos que el Profeta Muhammad dio a muchos jóvenes trabajos que quienes eran mayores que ellos pensaban que implicaban más responsabilidad de la que eran capaces de asumir.
Dio a los jóvenes derechos que, generalmente, solo se otorgan a hombres y mujeres mayores, y muchas veces les dio derechos sobre sus mayores.
Nunca los apartó a un lado ni les hizo sentir inútiles o no deseados. En cambio, se les dieron responsabilidades cruciales y vitales para difundir el mensaje del Islam.
Debido a esto, los jóvenes musulmanes no eran jóvenes ordinarios; eran líderes justos.
El Profeta Muhammad tenía un visión global y su objetivo era crear un grupo de jóvenes justos, generosos y piadosos.
Lamentablemente, hoy en día tendemos a ver a los jóvenes como problemáticos. Solo queremos que tengan éxito en las cosas mundanas y cuando muestran inclinaciones piadosas o generosas, les decimos que se callen, saquen buenas notas, busquen un trabajo bien pagado y se casen.
No suena muy inspirador. Los jóvenes piensan que pueden cambiar el mundo y, si se les anima, lo harán.
El Profeta Muhammad nos aconsejaría reconocer y utilizar las habilidades de los jóvenes de la mejor manera posible.
Los jóvenes compañeros del Profeta
A la edad de diecisiete años, Usamah ibn Zayd fue elegido para dirigir el ejército musulmán. Bajo su mando estaban hombres como Abu Bakr y Umar ibn Al Jattab.
Muadh ibn Jabal fue nombrado representante del profeta Muhammad en la conquista de La Meca. Pasó mucho tiempo en compañía del Profeta y se convirtió en un gran erudito y jurista. A la temprana edad de veintisiete años fue nombrado gobernador de Yemen.
El Profeta Muhammad pudo ver lo mejor en los jóvenes y esperaba un buen futuro para ellos.
Aconsejó a sus seguidores que nunca mataran a los jóvenes de los idólatras. Y tenía grandes esperanzas de que estos jóvenes aceptaran el Islam.
Él, sin duda, nos aconsejaría hoy que la juventud es un período dorado en la vida de cualquier persona. Es un momento en el que el joven adulto debe elegir un camino. Y con ánimo, elegirán un camino de rectitud.
Armados con el conocimiento correcto, los jóvenes musulmanes pueden trabajar incansablemente por el Islam, porque tienen una energía y un coraje ilimitados.
El Profeta Muhammad enfatizó la importancia de este momento en la vida de una persona y, sin duda, nos aconsejaría apoyar y alentar a los jóvenes.
Nos informó que en el Día del Juicio siete grupos de personas encontrarán alivio en la sombra provista por Dios, el segundo grupo son los jóvenes que crecieron adorando a Dios (Bujari y Muslim).
También aconsejó a sus seguidores, y por extensión a los jóvenes de hoy, a que aprovecharan su tiempo antes de que sea demasiado tarde, y les alcance la mala salud y la vejez (Imam Ahmad).
El empoderamiento de las mujeres por parte del Profeta
El Profeta Muhammad también nos aconsejaría que no nos olvidemos de las mujeres jóvenes. Hoy en día, a menudo no se les alienta a ser ambiciosas y con conocimiento, pero en los primeros días del Islam, desempeñaron un papel vital e importante.
Asma, la hija de Abu Bakr, desempeñó uno de los papeles más atrevidos en la huida del Profeta de La Meca.
Y su hermana Aisha, la esposa del profeta Muhammad, era una erudita y jurista muy respetada a la edad de veinte años.
Ibn Abbas era una autoridad muy respetada sobre el Corán y sus significados, y tenía solo trece años cuando murió el Profeta Muhammad.
Sin embargo, solo un par de años después, Umar ibn Al Jattab le consultaba en presencia de musulmanes mayores y de mayor rango.
Entre los comandantes del ejército que llevaron a los musulmanes a Irak, Persia, Egipto, el norte de África y España muchos eran menores de cuarenta años. Y Muhammad Ibn Qasim conquistó Sind, en India, cuando solo tenía diecisiete años.
El Profeta Muhammad ponía en uso las habilidades de los jóvenes, los animaba y se sentía cómodo en su compañía.
Sin embargo, así como menospreciar a los jóvenes no es algo nuevo, alentar y aceptar la autoridad de jóvenes tampoco lo es.
A lo largo del Corán encontramos historias de jóvenes que se levantaron y dejaron su huella en el mundo. Muchos de ellos luchando sin miedo por el bien de Dios y otros introduciendo cambios para mejorar.
Cuando el Profeta Abraham desafió a los no-creyentes y destruyó sus ídolos, probablemente tenía veinte años.
Los eruditos creen que el profeta Yusuf tenía menos de treinta años cuando fue puesto a cargo de los asuntos financieros de Egipto.
El profeta David es descrito como un hombre joven cuando mató a Goliat y, por ello, se encontró en el camino hacia la realeza y la profecía.
Y el Corán nos dice que al profeta Juan (el Bautista) se le dio sabiduría cuando era un niño.
El consejo que el Profeta Muhammad dio a sus compañeros sigue siendo igual de valioso hoy que ayer. Su manera de tratar a los jóvenes sigue siendo relevante ahora.
Deberíamos buscar formas de empoderar a nuestra juventud y de abrazar su entusiasmo e ideales.
Seguramente el Profeta Muhammad nos aconsejaría alentar a nuestros jóvenes en todos sus esfuerzos rectos y tomar en serio sus opiniones y consejos.
Traducido del inglés del archivo de About Islam: Great Advice from Prophet Muhammad to the Youth