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El Profeta Muhammad, el mejor reformador social

Hoy en día se habla mucho de liderazgo. Todos los días se publican nuevos artículos y estudios que intentan resaltar los rasgos y cualidades de un verdadero líder. En el Profeta Muhammad tenemos el mejor ejemplo de un reformador social.

La infancia, los logros académicos, los estilos de vida, los hábitos, la dieta e incluso las relaciones personales de personas influyentes vivas y pasadas se analizan de cerca en busca de pistas sobre cómo los niños de hoy pueden ser nutridos de manera similar para crecer y convertirse en agentes de cambio positivos en el mundo de mañana.

Un perspectiva general de la vida del Profeta Muhammad (la paz sea con él) deja una cosa clara: era un hombre de pocas palabras, con poca exposición global y pocos recursos físicos a su disposición, pero el impacto que causó en la sociedad de Arabia primero, y del resto del mundo después, fue increíble y duradero.

¿Cómo lo hizo? Solo podemos asombrarnos. Como reformador social, los logros del Profeta siguen siendo dignos ejemplos.

Tarbiyah (educación ética) y educación de los hombres

El carácter distintivo social prevaleciente entre los hombres en la sociedad árabe preislámica podría asombrar incluso al macho más despiadado de la actualidad. Los hombres poderosos hacían lo que querían con los pobres, los huérfanos, las mujeres y los esclavos.

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Había poligamia sin restricciones y las mujeres eran tratadas como propiedad.

La riqueza se ganaba y derrochaba por medios cuestionables.

El racismo y el tribalismo eran comunes. Las disputas tribales afloraban y se resolverían en el calor del momento por la espada. La sangre fluía como el vino.

En 23 años, casi sin derramar sangre en comparación con otras revoluciones históricas, el Profeta Muhammad transformó a hombres bárbaros y de sangre extremadamente caliente en humildes creyentes que rezaban juntos indiscriminadamente, hombro con hombro, en filas tan rectas como flechas.

¿Cómo logró el Profeta tal cambio? La respuesta es simple, siendo sincero en la causa de Allah y cumpliendo su misión como Profeta por el bien de Allah.

La sinceridad y la integridad, cuando se combinan con una creencia verdadera y una estrecha conexión con Allah, dan lugar a resultados a largo plazo.

Emancipación de esclavos, cuidado de los huérfanos

Sin hacerlo obligatorio, el Profeta Muhammad alentó y facilitó el cuidado y la tutela de los niños huérfanos.

Además, la esclavitud era rampante en Arabia durante su vida, se compraban y vendían esclavos como propiedad personal. Sin hacer ningún cambio drástico de la noche a la mañana, el Profeta Muhammad ordenó el buen trato de los esclavos y alentó su emancipación voluntaria.

Durante los siglos siguientes, como pretendía el establecimiento del Islam por parte del Profeta, la esclavitud fue abolida con éxito en su totalidad en la sociedad árabe.

No solo esto, sino que también se eliminó el racismo, con matrimonios mixtos exitosos entre los descendientes de esclavos liberados y los descendientes de la nobleza.

Una vez más, a pesar de no establecer ninguna ley absoluta para lograr este gigantesco cambio social (los esclavos musulmanes rezaban hombro con hombro con sus dueños), el Profeta Muhammad pudo lograrlo porque cambió los corazones de las personas, lo que, a su vez, transformó su mentalidad.

Conectándolos con Allah, y haciéndolos sinceros solo con Él, con respecto a sus intenciones y acciones, pudo motivar a los hombres (¡y mujeres!), especialmente a aquellos en posiciones de autoridad influyentes, para sofocar su ego y temer solo a Allah en público y en secreto.

Por eso, incluso detrás de las puertas cerradas de sus casas, ya no se atrevían a oprimir o maltratar a ningún huérfano, esclavo o niño a su cargo.

El miedo y un profundo sentido de responsabilidad ante Allah, más allá de Su creación, es lo que provocó este cambio en la ética y el carácter social.

Empoderamiento de la Mujer

Se pueden escribir libros enteros (¡y se han escrito!) sobre cómo el Profeta Muhammad fue el único responsable de cambiar el estatus social de las mujeres en Arabia.

Como consecuencia de este cambio social fenomenal, durante sus 23 años como Profeta, y en los primeros siglos posteriores, las mujeres en Arabia pasaron de ser poseídas, heredadas y tratadas como propiedad de los hombres, a convertirse en autónomas, audaces, miembros respetados, intelectuales y productivos de la sociedad.

Estas mujeres musulmanas se convirtieron en académicas, propietarias de negocios, maestras religiosas, escritoras, predicadoras, juristas e incluso guerreras en el campo de batalla.

No es una sorpresa, entonces, que las generaciones que dieron a luz se convirtieran en grandes agentes de cambio que provocaron un cambio de paradigma en la forma en que funcionaba la sociedad musulmana.

Sin embargo, la pregunta importante que queda es: ¿cómo pudo el Profeta lograr esto en tan poco tiempo?

La sinceridad alimentada por una creencia pura

La respuesta es simple. Los musulmanes de la generación del Profeta, y las que siguieron, dieron prioridad a los mandamientos de Allah y los del Profeta por encima de cualquier otra cosa en sus vidas: ya fuese la familia, la cultura, el ego personal, la tribu o la nación.

La cultura local y las ‘obligaciones’ familiares solo eran toleradas socialmente si cumplían con la Shari’ah islámica. Todas las cargas y entretenimientos inútiles que se interpusieran en el camino hacia la consecución de la elevada meta del contentamiento de Allah y el Paraíso en la próxima vida, eran abandonados sin remordimientos.

Ya fuese la vida familiar en el hogar, los medios para ganar dinero, educar a los hijos, llevar a cabo asuntos sociales, adherirse y hacer cumplir las leyes y los sistemas legales, o realizar actos de adoración, el Profeta entrenó a la primera generación de musulmanes para adherirse estrictamente a los mandatos, límites y reglas del Islam, sin pensarlo dos veces ni dudar un momento.

Estas primeras generaciones de creyentes, que encarnaron y defendieron las reformas sociales provocadas por el profeta Muhammad, no eran musulmanes “apologéticos”.

Para ellos, el Islam no era una ocurrencia; era la vida misma.

El Corán era su “tónico” espiritual diario. Mientras lo memorizaban, recitaban, escribían y transmitían a los demás, día y noche, lo hacían de tal manera que guiaba y gobernaba todos los aspectos de sus vidas.

Y así es como los esfuerzos sinceros y divinamente inspirados de un hombre que abarcaron solo dos décadas, produjeron un cambio social que otros no habían podido lograr en siglos.

Traducido del inglés del archivo de About Islam: Prophet Muhammad – The Best Social Reformer