Hace unos años mi familia me arrastró al cine.
Todos estaban emocionados de ver ‘otro’ nuevo cómic de Marvel cobrando vida en la pantalla grande: Los Vengadores.
A pesar del humor sarcástico de Tony Stark, en general me aburrió bastante. Eso fue hasta que llegó el momento en el que Hulk finalmente se transforma en un gran monstruo verde y comienza a patear el trasero de los malos y dejar a las autoridades lo de los títulos.
En la escena, los demás Vengadores estaban preocupados de que Bruce Banner (Hulk en su forma de hombre) no pudiera enfadarse a tiempo lo suficiente como para transformarse. Y le preguntan qué es lo que normalmente dispara su rabia para poder transformarse. Bruce Banner dice: “Siempre estoy enfadado”, y luego ¡bum! El hombre de buenos modales se transforma en el gigante verde y temible y se pone a destrozar cosas.
Pensé que este era un magnífico ejemplo de autocontrol.
A pesar del constante enfado por su situación, Bruce Banner tenía el control total del monstruo dentro de él. Sabía que si no tenía el control de sí mismo (su nafs), aquellos a los que amaba soportarían la peor parte de la ira ciega que experimenta como Hulk.
Encontrar la lección de Hulk en el Islam
Esta es una lección fundamental para los seres humanos que el Islam nos recuerda una y otra vez.
Por ejemplo, vemos esta misma situación comentada por el Profeta Muhammad (la paz sea con él):
La persona fuerte no es el buen luchador. Sino que la persona fuerte es la que se controla a sí misma cuando está enfadada.
Al-Bujari y Muslim
A nosotros, como musulmanes, y de hecho como seres humanos, no se nos pide que no sintamos emociones. Se nos pide que tengamos el control de nosotros mismos a pesar de lo que nuestras emociones nos digan que hemos de hacer. Se nos enseña que nuestras emociones pueden llevarnos a malas acciones que no solo nos dañan a nosotros, sino también pueden dañar a quienes nos rodean.
El Islam nos guía a entender que la forma en que tratamos a los demás es de suma importancia, porque todo lo que hacemos debe ser por la causa de Allah. Nuestras vidas, incluido el trato que damos a los demás, deben ser un acto de adoración.
Danielle LoDuca, conversa musulmana y bloguera en YourAmericanMuslimNeighbor.com dice:
“El Islam me enseñó que debo ser amable, paciente y misericordioso con los demás, incluso cuando ellos son duros o injustos conmigo”. Ella es un ejemplo de mostrar amabilidad a pesar del monstruo interior con el que todos luchamos.
Sumisión y Creencia
Allah dice en el Corán:
Dicen los beduinos: Creemos. Di: No creéis. Decid más bien: Nos hemos sometido, pero aún no ha entrado en vuestros corazones la creencia. Pero si obedecéis a Allah y a Su mensajero, no menoscabará nada de vuestras acciones; es cierto que Allah es Perdonador, Compasivo.
Corán, 49:14
Salman Al-Oadah escribe, en un artículo titulado “Mantener la calma es una habilidad”:
“Este [verso] significa que la verdadera creencia es una práctica moral llevada a cabo en un alto nivel que implica preocupación por cómo tratamos a los demás y reconocimiento de sus derechos”.
En este verso y explicación podemos entender que la creencia no será aparente hasta que la incorporemos en nuestra forma de actuar hacia los demás. Nosotros, como los beduinos (árabes nómadas), podemos decir que creemos todo lo que queramos, pero estará solo en la lengua y no en el corazón hasta que tratemos bien a los demás.
El Profeta Muhammad (la paz sea con él) dijo:
Quien quiera ser salvado del Infierno y admitido en el Paraíso, como lo desea, debe creer en Allah y en el Último Día y tratar a los demás como le gustaría ser tratado.
Muslim
En este Hadiz, el Profeta no hace distinción entre musulmanes y no musulmanes, árabes o no árabes, debemos tratar bien a todos sin importar cómo nos traten. Pero hay quienes tienen más derechos sobre nosotros y a quienes les debemos el mejor trato.
Nuestros padres
Ser padre es una de las cosas más difíciles que uno puede hacer.
Nadie quiere cargar y sufrir dolor físico y emocional por otros. Pero los padres lo hacen voluntariamente por amor a sus hijos.
Nadie quiere perder sueño o gastar su dinero en las necesidades de otra persona. Nadie quiere limpiar a otra persona cuando está enferma o aguantar las rabietas de otros. Pero los padres lo hacen todos los días por amor a sus hijos.
A medida que envejecemos olvidamos todo lo que nuestros padres han hecho por nosotros. A medida que envejecemos, los recuerdos de nuestra impertinencia, la negación de ir a la cama y todos los gastos que teníamos cuando éramos niños se desvanecen de nuestra memoria.
Pero los cuerpos de nuestros padres muestran los signos de nuestra crianza. Están encorvados y cansados del trabajo. Pero aún no recordamos. Y tendemos a verlos y tratarlos como una molestia, incluso enfadándonos con ellos por necesitarnos.
Les debemos tanto a nuestros padres que Allah, en el Corán, nos dice cómo debemos tratarlos:
Baja sobre ellos el ala de la humildad* que viene de la misericordia y di: ¡Señor mío! Ten piedad de ellos, al igual que ellos me criaron cuando era pequeño.
Corán, 17:24
Muchas veces vemos en el Corán que Allah nos dice que, después del Tawhid, el buen trato a los padres es de suma importancia.
Tu Señor ha ordenado que sólo Lo adoréis a Él y que hagáis el bien con los padres. Y si a alguno de ellos, o a los dos juntos, les llega la vejez junto a ti, no les digas “uff” ni los rechaces, sino que háblales con buenas palabras.
Corán, 17: 23
Después de Allah, es a nuestros padres a quienes les debemos la vida. Con ellos estamos en deuda. Y a ellos debemos darles el mejor trato, ya sea cuidarlos en la vejez con paciencia o visitarlos y ofrecerles una palabra amable y regalos para alegrarles el día.
Frente a ellos, más que nadie, debemos mantener a raya a nuestro monstruo interior.
Traducido del inglés del archivo de About Islam: Kindness and Compassion in Dealing with Others