¿Cómo hablamos con Dios? Hay gente que se siente desconectada de la religión organizada y aún así quieren comunicarse con con Dios, pero no saben cómo.
Nuestro mundo moderno parece estar cansado y desconfiado de la religión. Y los números de las religiones organizadas en muchos lugares del mundo están disminuyendo. La gente se está alejando de la religión organizada. Se han cansado de las personas religiosas, las llamadas personas religiosas, que les dicen cómo deben comportarse y luego ven que esas personas religiosas no se están comportando de la manera en que les dicen que se comporten.
Así que la sociedad moderna, el hombre y la mujer modernos, se han vuelto cautelosos con la religión. Sin embargo debemos tener mucho cuidado al rechazar la religión organizada. Debemos tener cuidado de no tirar, como en el dicho, “al bebé con el agua de la bañera”. No debemos descartar lo esencial junto con lo no esencial. Y si hemos tenido suficiente con la religión organizada, no debemos rechazar a Dios al mismo tiempo.
Entonces, ¿cómo hablamos con Dios?
Los musulmanes creen en Dios. Los musulmanes creen que Él creó los cielos y la tierra y todo lo demás. Él es Grande y Todopoderoso, está mucho más allá de todo lo que podamos imaginar. Pero también creemos, como musulmanes, que Él conoce cada hoja que cae de cada árbol. Creemos que Él está más cerca de nosotros que nuestra propia vena yugular. Conoce nuestros pensamientos secretos. Él lo conoce todo sobre nosotros.
Este Dios en el que creemos, Allah, no es un dios remoto, es un dios con el que podemos hablar. Muchas personas tal vez se pregunten: “Vale, me gustaría hablar con Dios pero no sé qué hacer; No sé cómo empezar”.
Hablaremos de lo que dice el Islam en un momento, pero de una manera muy general: “¿Cómo hablamos con Dios?”. Si nunca has hablado con Dios antes, si nunca has orado, ¿qué haces? En cualquier caso, lo que tiene hacer es simplemente empezar a hablar; es tan simple como que empiezas a hablar: “Dios, ¿estás ahí? Si estás ahí, escúchame. Dios, si estás ahí, por favor ayúdame. Dios, si estás ahí, entra en mi vida. Oh Allah, ayúdame en este mundo”. Así es como comenzamos. Sencillamente comenzamos a hablar.
Dios responde siempre, pero hemos se saber cómo ver la respuesta
Sin embargo, debemos recordar que no podemos controlar a Dios. Dios no es como un grifo que abrimos y cerramos. Así somos los humanos, queremos algo y normalmente queremos la respuesta de inmediato. Dios no es así y Dios no nos responde por un mensaje de texto. Le preguntamos algo, le pedimos algo, pero Él no envía la respuesta cinco minutos después en mensaje de texto. Él responde, responde, pero a menudo no de la manera que esperamos. Lo que debemos hacer es que debemos volvernos receptivos para escuchar lo que Dios nos está diciendo. Porque rezar es hablar y escuchar, es como una conversación entre dos personas; es hablar y escuchar.
Así que no nos limitamos a decir: “Quiero … quiero … quiero … quiero … quiero” y eso es todo; solo esperamos obtener lo que queríamos. Necesitamos escuchar lo que Allah quiere darnos también. Necesitamos escuchar lo que Él quiere decir; tal vez lo que quiere decir es, “quiero … quiero … quiero”, tal vez está diciendo que realmente no necesitas lo que estás pidiendo y voy a darte algo que necesitas incluso más que la cosa que tú quieres.
¿Cómo aprendemos a escuchar a Dios?
Hemos de aprender cuando hablamos con Dios como hablar, pero también entrenarnos para escucharlo. ¿Cómo nos preparamos para estar atentos a Dios? Leemos, leemos cosas religiosas, leemos el Corán, leemos la sirah (historia de vida) de nuestro amado Profeta Muhammad (la paz sea con él), su vida, sus dichos, sus enseñanzas. Buscamos el conocimiento con maestros. Y al hacer estas cosas, nos ponemos en el estado de ánimo, ese estado de ánimo religioso.
Si todo lo que ocupamos el tiempo es distraernos con la tecnología, ver fútbol en la televisión u otras cosas, si eso es todo lo que hacemos, entonces cuando llega el momento de escuchar a Dios, no estamos realmente de humor; no estamos en el modo de escuchar.
En esta situación es posible que Allah Todopoderoso podría querer hablarnos, pero nuestros pensamientos están tan ocupados, nuestra mente está tan llena de fútbol que no tenemos tiempo para escucharlo. Así que necesitamos tomarnos un tiempo, tenemos que dar un paseo y disfrutar de la belleza de la creación. Si no disfrutamos de la belleza de la creación, es poco probable que escuchemos a Aquel que hizo todo lo que existe.
Debemos ponernos en una situación en la que podamos escuchar lo que Él está diciendo. En nuestra oración, en nuestro hablar con Dios, hay tres cosas que podemos hacer: podemos alabarlo, podemos agradecerle y podemos pedirle cosas, se llama súplica. Tres cosas, lo alabamos, decimos: “Dios, eres el más grande”, Allahu Akbar, eso es lo que decimos, eres el más grande. Eres más grande que cualquier cosa que pudiera imaginar.
Cómo hablar con Dios y pedirle
Si nunca ha orado antes, usa estas simples palabras: “Dios. Estás más allá de mi imaginación, no te puedo abarcar”. Como musulmanes, literalmente nos postramos ante Él. Pero puedes decirle: “Me postro ante tu grandeza”.
Le damos gracias, le damos gracias por todas las cosas maravillosas de nuestra vida, por los maridos y las esposas, los hijos, la buena salud, la vista, el oído y el habla. Le damos las gracias por estas cosas.
Y además, le pedimos cosas, no le pedimos tonterías. Le pedimos buena salud. Le pedimos comida para alimentar a nuestros hijos. Le pedimos que nos mantenga sanos y salvos. Estas son las cosas que le pedimos.
Le pedimos, como musulmanes cuando nuestras frentes tocan el suelo en oración, le pedimos a Allah Todopoderoso que nos ayude a ser una mejor persona, que nos ayude a ser un mejor musulmán.
Dios nos conoce mejor que nosotros mismos
Cuando hablamos con Dios hemos de ser honestos. Podemos fingir con otras personas, podemos engañar a los demás, podemos decir cosas bonitas y parecer una buena persona. Pero Allah lo conoce todo sobre nosotros. Y aunque Él sabe todo sobre nosotros, aún así quiere hablarnos y escucharnos; aún así quiere lo mejor para nosotros. No necesitamos usar máscaras en presencia de Dios, podemos ser nosotros mismos; de alguna manera no podemos ser nosotros mismos con nadie más, porque Él lo sabe todo, no hay nada que podamos ocultarle, porque Él lo sabe todo. Con nuestros amigos, escondemos cosas, las mantenemos ocultas: “Oh, no puedo decirles eso”. Pero con Dios, con Allah, Él lo sabe.
Él nos conoce mejor de lo que nosotros nos conocemos a nosotros mismos. De hecho, es solo con él con quien podemos ser realmente quienes somos.
Este es un artículo del archivo de aboutislam.net, puedes leer la versión original en inglés aquí.