Fátima Grimm fue una de las primeras mujeres alemanas en abrazar el Islam. Nacida en 1934, aceptó el Islam en 1960, en una época en la que el Islam no era un tema común en la vida cotidiana de Alemania. Ganó gran prominencia como conversa alemana y trabajó para diferentes organizaciones musulmanas alemanas. Murió en 2013 en la ciudad de Hamburgo.
Buscando reglas universales
Antes de aceptar el Islam, buscaba reglas universales. Quería reglas a las que aferrarme. Reglas que realmente tuviesen validez. Incluso entonces, a finales de la década de 1950, parecía haber una tendencia hacia el individualismo.
Todos decían haber encontrado la verdad. Todos tenían normas diferentes e interpretaban las reglas según su gusto personal. Eso me confundía.
¿No había reglas universales? ¿Y quién sería capaz de idear este tipo de reglas universales? ¿Un gran filósofo? ¿Algún genio? ¿Y por cuánto tiempo serían entonces aplicables estas reglas universales?
Buscando a Dios
Toda mi reflexión me llevó de vuelta a la pregunta acerca de Dios. Mi corazón ya había afirmado Su existencia. No había duda sobre eso. Todo lo bueno que me pasó debía tener una fuente divina.
Mi corazón quería mostrar gratitud. ¿Pero a quién? ¿Quién era Dios? ¿Era Él el Dios-padre sentado sobre una nube en el cielo? ¿O era el dios sufriente en la cruz? ¿O esa figura sonriente del lejano oriente? Quería dar gracias a Dios. Pero mi corazón quería estar absolutamente seguro acerca de Dios. No había compromiso con la sinceridad. Y tenía que ser con total convicción.
Esta es la verdad
Después de sobrevivir a una cirugía crítica, continué buscando el propósito de mi vida. ¿Por qué seguía viva? Entonces, por primera vez, conscientemente entré en contacto con el Islam. Todavía era cautelosa debido a todas las decepciones anteriores en mi búsqueda de la verdad divina.
Leí el Corán. Hablé con los pocos musulmanes que me rodeaban. Y mi corazón solo pudo decir: Sí. Esto es. Esta es la verdad. No encontré contradicciones insalvables. Todo tenía perfecto sentido. Y fue entonces cuando comencé a sentir paz interior dentro de mi corazón. Fue una victoria.
Solo el primer paso
Sin embargo, hacerme musulmana fue solo el primer paso. Y para mantener esa paz interior se necesita un trabajo, aprendizaje y confianza en Dios constante. Aprendí que era extremadamente importante seguir las reglas que nos da Allah. Solo siguiendo Sus reglas, podemos sentir paz interior.
Eso incluye especialmente la oración, el Salat. Reunirse con nuestro Señor cinco veces al día. Solo si tenemos paz en nuestro corazón podemos intentar salir para difundir la paz.
Sin embargo, debemos hacer esto no a través de una predicación tediosa, sino siendo un buen ejemplo. Viviendo el Islam en nuestra vida diaria. Y viviendo la paz en nuestras interacciones cotidianas con otras personas.
Manteniendo nuestra paz interior
Si queremos mantener nuestra paz interior tenemos que cimentarnos en un profundo conocimiento y reconocimiento de Dios. El libro sagrado de Allah, el Corán, es una fuente infinita de paz interior.
Leer y reflexionar sobre el Corán todos los días es una ayuda constante y de confianza en nuestra vida cotidiana. Y siempre debemos recordar que la vida en este mundo es solo temporal. Al ser conscientes de esto seremos liberados de los temores más difíciles de este mundo. El miedo a la muerte.
Como musulmanes, sabemos que volveremos a nuestro Señor, el Más Perdonador, el Más Misericordioso. E inshaAllah se nos dará un lugar en Su paraíso.