¿Alguno de nosotros ha pensado alguna vez en pedirse cuentas a sí mismo? En registrar las cosas buenas y malas que hacemos, en hacerte responsable de tus acciones. Y, a través de esto, conocer, de vez en cuando, nuestro equilibrio de buenas y malas acciones, ganancias y pérdidas.
Todo acción importante que lleva a cabo una persona tiene un balance de positivos y negativos, ganancias y pérdidas, excepto la vida del hombre, en la que este avanza vagamente, sin importarle si está al alza o en declive.
Si se dejara en manos de la gente vivir al azar y comportarse como quisieran, sin prestar atención a un observador y cuidadoso apuntador de todas las cosas, sería comprensible (aunque aún así imprudente y tonto) que desperdicien sus vidas como lo hacen quienes derrochan su dinero. Se olvidasen del pasado, de las experiencias por las que han pasado y le han marcado y corrieran hacia el futuro sin miedo a las falta y errores.
Los ángeles están apuntando
Pero la realidad es que Dios tiene ángeles escribas que apuntan todo lo que hacemos, desde la acción más pequeña hasta la más grande. Y en el Día del Juicio:
Y se colocará el libro, entonces veréis a los que hayan hecho el mal atemorizados por lo que pueda contener. Dirán: ¡Ay de nosotros! ¿Qué tiene este libro que no deja nada ni pequeño ni grande sin enumerar? Y encontrarán delante lo que hicieron. Tu Señor no va a tratar injustamente a nadie.
Corán, 18:49
¿No sería entonces prudente hacerte responsable de tus acciones, escudriñar tus obras y tratar de descubrir nuestro balance? ¿O acaso no es importante estimar la magnitud de lo bueno y lo malo que hacemos?
Esto es lo que aconsejó el Profeta Muhammad:
Pídete cuentas a tí mismo antes de que te las pidan. Y pesa tus acciones antes de que sean pesadas por ti.
At-Tirmidhi
Y:
El sabio es quien se reprocha a sí mismo y actúa en preparación para lo que viene después de la muerte.
Ahmad
Lleva un registro y hazte responsable de tus acciones
El escritor musulmán Ibn Al-Muqaffa recomendaba que la gente llevara un registro de sus acciones; la página derecha para las buenas y la página izquierda para las malas.
Asimismo, Dale Carnegie recomienda llevar un registro y ser autocríticos de las tonterías que hemos hecho: “Tengo una carpeta en mi archivador privado llamada ‘FTD’, abreviatura de ‘Cosas tontas que he hecho’. En esa carpeta guardo registros escritos de las tonterías que he hecho. A veces dicto estos memorandos a mi secretaria, pero otras son tan personales, tan estúpidos, que me da vergüenza dictarlos, así que los escribo a mano.
Todavía recuerdo algunas de las críticas a Dale Carnegie que puse en mis carpetas “FTD” hace quince años. Si hubiera sido completamente honesto conmigo mismo, ahora tendría un archivador en el que no cabrían todos estos memorandos “FTD”. Puedo repetir con sinceridad lo que dijo el rey Saúl hace más de veinte siglos: “He hecho el tonto y me he equivocado enormemente”. Cuando saco mis carpetas de “FTD” y releo las críticas que he escrito sobre mi, me ayudan a lidiar con el problema más difícil al que me he enfrentado: el control de Dale Carnegie.
Solía culpar a otras personas de mis problemas; pero a medida que he envejecido —y que me he hecho más sabio también, espero— me he dado cuenta de que, en última instancia, soy yo el culpable de casi todas mis desgracias.
Mucha gente descubren esto a medida que envejecen. “Nadie más que yo”, dijo Napoleón en Santa Elena, “nadie más que yo puede ser culpado de mi caída. He sido mi mayor enemigo, la causa de mi propio destino desastroso”. (How to Stop Worrying, 20)
Trabajos citados:
Carnegie, Dale. Cómo dejar de preocuparse y empezar a vivir. Nueva York: Simon y Schuster, 1990
Este artículo es un extracto traducido del libro de Sheikh Muhammad Al-Ghazali: “Renew Your Life”. Es traducido y adaptado por Haya Muhammad Eid y editado por Emily Katharine Richardson. Puede leer la versión original en inglés aquí.